domingo, 26 de diciembre de 2010

El Sermón del Cerro


LÍNEAS DE CHÁVEZ

“El Sermón del Cerro”







26.DIC.2010 / 11:39 AM / HAGA UN COMENTARIO
I

Para nosotros, esta Navidad tiene una significación humana de incalculable valor cristiano. Las lluvias y sus desastres le han dado presencia encarnada al pesebre pascual. En cada hombre, en cada mujer, en cada niño, está el rostro de José, María y Jesús. Como bien lo señaló el padre Numa Molina, desde su apostolado a favor de los humildes, “cada refugio es la representación viva del pesebre originario”.

¿Qué buscaban María y José aquella noche en Belén si no un refugio para que llegara al mundo el que traería las bienaventuranzas? ¿No son hoy nuestros refugios espacios de solidaridad y justicia, en los que estamos viendo nacer la esperanza viva hecha pueblo?

Quiero recordar de nuevo —y vaya que estos días de Emergencia Nacional me recuerdan tanto sus palabras— a Ludovico Silva, cuando decía: “No hay peor infierno que la falta de esperanza (…) Perder la esperanza es no tener futuro; el porvenir se nutre de ella”. ¿Y qué mejor forma de llevar esperanza y con ella la vida buena, el buen vivir, que haciéndoles justicia a quienes nunca la han tenido?

Este mes de diciembre, como un todo, pareciera rendirle honor a su sentido conclusivo del año. Por estos días, hemos visto lo más bondadoso y hermoso del ser humano, ¡cierto!, pero también su lado más mezquino y perverso, representado por algunos sectores de nuestra sociedad que encuentra siempre, en nuestro sentido de fraternidad y solidaridad, ocasión propicia para desatar todas sus agresiones, no sólo contra nuestras instituciones y el Gobierno bolivariano sino contra nuestro pueblo, a quien quisiera ver sumido por siempre en la desesperanza y en el vivir muriendo, como lo vengo reiterando en cada jornada de batalla.

II


Como cristiano radical, entiendo y asumo el santo Evangelio como salvación y liberación definitiva de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. En tal sentido, recuerdo las palabras de Juan Pablo II en el documento “¿Qué has hecho tú de tu hermano sin techo? La iglesia ante la carencia de viviendas”, que escribiera a propósito del Año Internacional de los Sin Techo (1987) establecido por la ONU:

…salir al encuentro de quien tiene necesidad de una vivienda pertenece al espíritu de las “obras de misericordia”, en función de las cuales seremos juzgados por Cristo nuestro Señor (cf. Mt. 25, 31-46).

¿Podremos nosotros, cristianos, ignorar o soslayar tal problema, cuando sabemos bien que la casa “es una condición necesaria para que el hombre pueda venir al mundo, crecer, desarrollarse, para que pueda trabajar, educar y educarse, para que los hombres puedan constituir esa unión más profunda y más fundamental que se llama ´familia´”? (Enseñanzas, 2, 1979, 314).

(…) La Iglesia, participando de “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (Gaudium et spes, 1), considera grave deber suyo asociarse a cuantos operan con dedicación y desinterés para que el problema de la casa encuentre soluciones concretas y urgentes, y para que los que carecen de techo sean objeto de la debida atención y preocupación por parte de la autoridad pública.

(…) La especulación sobre los terrenos que sirven al desarrollo edilicio y sobre la construcción de ambientes domésticos, el estado de abandono de barrios enteros o de áreas rurales privadas de calles transitables, de distribución de agua o electricidad, de escuelas o de transportes necesarios para el movimiento de las personas, son —como es sabido— algunos de los males más patentes, estrechamente ligados al problema más amplio de la casa.

Y rematará su Santidad:

“¿Cómo podríamos afirmar que se ha celebrado realmente un Año Internacional de los Sin Techo, si luego no se ha hecho nada o casi nada; si todo quedara reducido a algunas ceremonias que no comportan ningún beneficio sensible? (…) Todo esto trae a la memoria y a la reflexión las palabras consoladoras de Jesús: «Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos, mis hermanos menores, a mí lo hicisteis» (Mt 25, 40). Él, en efecto, nació en un establo y fue reclinado «en un pesebre» por las manos amorosas de su Madre, la Virgen Santísima, porque no había lugar para ellos en la posada (cf. Lc 2, 7); y luego estuvo prófugo, lejano de su tierra y de su casa, en su primera infancia”.

Querido o querida compatriota que me lees: he traído esta larga cita para que ejerzamos la reflexión profunda que estos días santos ameritan; para que sean ustedes quienes saquen las conclusiones acerca de la justeza de nuestro camino y las decisiones que sobre el mismo hemos ido tomando radicalmente: como revolucionarios que somos, debemos ir a la raíz de todos nuestros males y problemas, de todas nuestras desdichas y sufrimientos. Nunca como antes el sentido de lo ecuménico se nos había hecho más claro: el habitar la tierra pasa por la realización del hombre en su morada y en su lugar de trabajo como extensión de la misma y para la misma; es la dignificación en su hogar y la dignificación de todas las condiciones para que esto sea posible. Por ello, hemos decidido legislar radicalmente en función de la felicidad colectiva que nos merecemos, que comienza, necesariamente, por la resolución del problema de la vivienda.

III

Esta semana, cuando apenas hemos esbozado la concepción para enfrentar la crisis, ya comenzaron a “ladrar los perros”. En sus ladridos, desconocen a nuestra Carta Magna y van contra su espíritu, alegando que estamos dando un golpe de Estado contra la misma, como justificación y preludio del golpe que ellos sí están tramando.

No puedo menos que, como Jefe de Estado, repudiar rotundamente el llamado a violar la Constitución y las leyes de la República, hecho, una vez más, por ese cuerpo podrido y atado a lo peor del pasado como lo es Fedecámaras, en la persona de su presidente, irrespetando a nuestra Fuerza Armada Bolivariana. No puede quedar impune tal llamado contra la República: vuelvo a exhortar al Ministerio Público para que actúe de acuerdo a las disposiciones que nuestras leyes contemplan y prevén al respecto.

Como lo hizo en el 2002, la oposición apátrida ha querido empañar nuestra Navidad, atentando contra el espíritu que la impregna: el espíritu de la paz y de la convivencia fraterna y solidaria. ¡No han podido ni podrán contra nosotros! Y, como en aquel entonces, no nos desprenderemos del espíritu de bienaventuranza que anima a los que seguimos a Cristo redentor. Estamos seguros que venceremos porque estamos venciendo. Junto al pueblo, conjuraremos a todos los diablos que se nos pongan por delante: se estrellarán y se seguirán estrellando como sucedió esta semana en la que intentaron desestabilizar nuevamente al país.

Nosotros estamos asumiendo, hasta las últimas consecuencias, el Evangelio del amor y de la justicia. Y al Niño Jesús lo buscamos y encontramos, cada día, en todos los excluidos y excluidas de Venezuela.

Con certeza, en esta hora dura y difícil de la Patria, Cristo levanta de nuevo su voz, y nosotros con Él, en un renovado “Sermón del Cerro”: es la buena nueva de la redención y la liberación que hoy encarna, en las palabras y en los hechos, el pueblo de Simón Bolívar.

¡Bienaventurados los Pobladores del Cerro!

¡Bienaventurados los refugiados y refugiadas!

¡Bienaventurados los soldados del Pueblo!

¡Bienaventurado el Pueblo todo!

Porque de ellos y ellas será el Reino de la Justicia Social, del Amor Supremo, de la Paz Perpetua…

Ese Reino, hombre, mujer, joven, niño que me lees, es el auténtico Cristianismo…

Es el socialismo

Es la vida plena

¡El vivir viviendo!

Hugo Chávez

Fuente:
http://www.chavez.org.ve/chavez/lineas-chavez/sermon-cerro/

lunes, 6 de diciembre de 2010

¡Pueblo y Gobierno Unidos!



¡Pueblo y Gobierno Unidos!

N° 97. De fecha 05 de diciembre de 2010.

I

Durante todos estos días ha llovido como nunca antes en Venezuela. Para que tengamos una idea, hemos alcanzado el doble del nivel pluviométrico del registrado en diciembre de 1999 cuando se produjo la tragedia de Vargas. Nos ha tocado enfrentar una situación de emergencia nacional de una extrema complejidad, donde nuestra prioridad ha sido la preservación de la vida de nuestro pueblo.

Particularmente crítica ha sido y es la situación en Falcón, Vargas, Miranda y Distrito Capital. Pero los efectos de las lluvias se han hecho sentir, también, en Anzoátegui, Sucre, Nueva Esparta, Carabobo, Yaracuy, Zulia y Trujillo. Hemos tenido que lamentar la dolorosa pérdida de 32 valiosas vidas humanas.

El Gobierno bolivariano como un todo, nuestra Fuerza Armada y el pueblo organizado, están haciéndole frente a la emergencia con la mayor determinación.

El desastre nos hiere y, por eso mismo, nos obliga a demostrar la más alta fibra ética, y así continuar batallando, sin descanso, hasta que el buen vivir se convierta en una feliz realidad para los compatriotas que han visto perder sus sueños y sus esperanzas entre el agua y el barro. Ante tal descalabro me llevo la mano al corazón, sufro con el dolor de miles y multiplico mi compromiso irreductible con los más desfavorecidos de la Patria. En La Pedrera, en Fuerte Tiuna, en Miraflores, en el núcleo endógeno Fabricio Ojeda, en Tucacas, en Boca de Tocuyo, he sentido, una vez más, el clamor popular como un redoble de conciencia.

Con cada crecida de río, con cada cerro que cede y cae, con cada rancho que se viene abajo, dejando en la calle a gran cantidad de venezolanos y venezolanas, aflora el sufrimiento de un pueblo que padece: un pueblo que no ha hecho más que resistir, mostrando su infinita grandeza aun en las situaciones de mayor olvido; un pueblo que se vio forzado a vivir en condiciones inhumanas; padeciendo inmensas injusticias bajo la más cruel indiferencia. Hemos vivido, como lo señalé esta semana, cien años de soledad.

Pero hoy el pueblo no está solo: no descansaremos hasta revertir tantos daños materiales, tantas angustias y tantos sufrimientos. Lo digo desde una esperanza que ha comenzado a hacerse realidad: llegará el día en el que la dignidad y la justicia habitarán plenamente entre nosotros y nosotras, y quedará en el olvido la pesadilla social que heredamos y que estamos luchando para que desaparezca definitivamente.

Desde estas Líneas, quiero expresarle mi bolivariana e inmensa gratitud al compañero Evo Morales, a su Gobierno y al hermano pueblo de Bolivia, por la ayuda solidaria que nos han brindado.

No puedo dejar de referirme a la conducta éticamente repugnante de quienes, desde las cloacas mediáticas, se valen de la desgracia y los imponderables para sacar provecho político, hablando pestes del Gobierno. ¡Vaya qué falta de vergüenza patria!

II

Hemos estado multiplicando los espacios para albergar a las miles de familias afectadas. Ya pasan de 70 mil las venezolanas y venezolanos que están siendo atendidos en los refugios. Haremos todo lo que tengamos que hacer para que se sientan como en casa. En especial, los niños y las niñas, ahora que ya estamos en diciembre, tendrán una navidad real y verdaderamente feliz.

De los refugios deben salir estos compatriotas, no al mismo lugar signado por el gran riesgo de perder la vida, sino a una vivienda digna: saldrán a disfrutar del buen-vivir y a dejar de sufrir cada vez que vengan las lluvias. Me atrevo a pedirles paciencia, lo digo desde el dolor, porque sé que paciencia es lo que han tenido los pobres toda la vida.

No olvidemos que así como Bolívar se llamó a sí mismo “el hombre de las dificultades”, nosotros y nosotras, sus hijos e hijas, bien nos podemos llamar el pueblo de las dificultades.

Hago un llamado a la Asamblea Nacional para acelerar la aprobación definitiva de la Ley de Emergencia para Terrenos Urbanos y Vivienda, que ya fue aprobada en primera discusión. Hay que legislar y actuar con la mayor rapidez en esta coyuntura.

Ciertamente, necesario es construir viviendas al ritmo que exige la satisfacción de la demanda. Pido al sector privado consciente unir esfuerzos con el Gobierno bolivariano para maximizar la capacidad de respuesta al problema estructural de la vivienda: es hora de que asuman plenamente su responsabilidad social.

Ya cerrando este apartado, quiero recordar un importante anuncio que hice en esta semana. El pasado jueves aprobé cuatro mil cien millones de bolívares para la construcción de 22 mil 162 viviendas en los estados Vargas, Miranda y Distrito Capital.

III

Quiero reflexionar contigo, compatriota que me lees, para que podamos entender a cabalidad el duro y difícil trance por el que atravesamos: el desequilibrio ambiental que ha creado el modelo desarrollista del capital es, sin duda alguna, la causa fundamental de los alarmantes fenómenos atmosféricos que estamos padeciendo en el planeta.

Las economías más poderosas del mundo insisten en llevar adelante un modelo de vida destructivo y luego son incapaces de asumir responsabilidad alguna.

Nadie se escapa a las reacciones de la naturaleza después de tanto atropello. La arrogancia de los dueños del mundo viola sistemáticamente los límites ecológicos sin consideración alguna hacia la humanidad y hacia el planeta, que se muestran cada vez más indefensos.

Las calamidades que sufrimos con estas inclementes y prolongadas lluvias son una muestra más de que estamos, de nuevo, ante la injusta y cruel paradoja planetaria: los países más desarrollados de forma irresponsable quebrantan sin medida el orden ambiental, en su afán por mantener un modelo de desarrollo criminal, mientras la inmensa mayoría de los pueblos de la tierra padece las más terribles consecuencias.

Por otro lado, hay que decir que a todo lo dicho hasta aquí se suma una terrible realidad: las precarias condiciones en las que vive gran parte de nuestro pueblo, sobre todo en los barrios de las principales ciudades en las que se han construido viviendas en espacios inapropiados y de alto riesgo.

Nuestras ciudades y nuestras barriadas fueron trazadas obedeciendo a intereses exclusivamente crematísticos, sin el más mínimo sentido de la planificación urbana, violando todas las normas de seguridad e ignorando deliberadamente a los seres humanos. Hagamos memoria desde nuestro dolor: recordemos la tragedia de Vargas y toda la carga de destrucción y muerte que trajo aquel doloroso diciembre de 1999.

Nosotros heredamos la enorme carga de injusticia social acumulada por la desidia de los gobiernos del puntofijismo, aunada a un diseño excluyente de país que privilegió la concentración del capital en las ciudades. Esto trajo como consecuencia el desordenado poblamiento en los espacios urbanos con una ocupación desigual de su territorio: los espacios llanos para los más adinerados y los cerros para los pobres. Además, se creó un perverso patrón cultural que estableció que la pobreza era algo natural, normal: una realidad irremediable que había que admitir, dándole la espalda.

Estamos en un punto de inflexión histórico: debemos apresurar el nacimiento de la ciudad socialista, la ciudad del buen vivir y de la vida buena, dándole vida a un nuevo sentido de la planificación territorial, que obedezca rigurosamente a la preservación del bien común y del bienestar colectivo. Ese tiempo, ese modelo en el que las grandes mayorías eran excluidas espacialmente debe morir junto con la ciudad capitalista, que no hace sino reproducir y multiplicar espacios de segregación.

IV

Cuando aparezca esta nueva edición de Las líneas de Chávez se estarán celebrando elecciones regionales. Están en disputa las gobernaciones de Guárico y Amazonas, al igual que las alcaldías de Maracaibo (Zulia), Miranda (Zulia), Achaguas (Apure), Miranda (Carabobo), Carrizal (Miranda), Panamericano (Táchira), Miranda (Trujillo), Boconó (Trujillo), Manuel Monge (Yaracuy), Nirgua (Yaracuy) y Arismendi (Nueva Esparta).

Llamo a todas y todos a votar: a expresar soberanamente su voluntad en las urnas; a seguir fortaleciendo el modelo de la democracia participativa y protagonica.

¡Avanza diciembre!

pidamos a Dios que deje ya de llover…

Y preparémonos para recibir en familia la navidad.

Se va el año 2010. Y con él, la primera década de este siglo.

Viene 2011… ¡5 de julio!

¡Independencia para siempre!

¡Venceremos!
Hugo Chávez

Fuente:
http://www.minci.gob.ve/lineas-de-chavez/82/202137/%C2%A1pueblo_y_gobierno.html